¿Por qué cine?

Para parecer cultos, por supuesto. La gente ama a los que saben un poquito más de todo. A las chicas siempre nos impresiona que vengan a hablarnos de Casablanca y Pulp Fiction, ¿o no? Y algunas películas hasta tienen soundtracks muy chulos, sin dudarlo.

Unos dirán que el “cine viejo”  es aburrido, que las películas en blanco y negro no tienen nada que contar.  Y las mudas menos, claro. Otros afirmarán incluso que pueden ser un buen somnífero. No me atrevo a negar que sea entretenido ir al cine y ver Misión Imposible número veintisiete, pero hay algo más en el estudio del film que no señalan las carteleras.

Ya, ya…  ¿Por qué hablar de cine? ¿Qué tiene de especial?  La experiencia única que ofrece la visión de otros tiempos u otros espacios,  la capacidad de vivir la historia de otras personas en aproximadamente dos horas. Algunas películas son auténticos reflejos del imaginario colectivo de una época: Matar a un ruiseñor, por ejemplo, un film del 1962 dirigido por Robert Mulligan que discute la justicia norteamericana y la ética en una sociedad en la que los negros aún no poseen derechos políticos.

File:Atticus and Tom Robinson in court.gif

Foto: To Kill a Mockingbird

Otras son un retrato de la percepción humana y las relaciones interpersonales, como Persona de Ingmar Bergman. También existen las que buscan entretener y nada más que entretener, claro. Todos nos hemos reído hasta tirar las palomitas alguna vez.

En fin, cine hay muchísimo, y para todo tipo de persona. Yo escribo sobre cine porque para mí siempre ha sido una forma de escapar, ya sea para deleitar los sentidos, para pensar, para reír o escuchar… pero escapar con una historia. El cine me permite explorar la imaginación de otra persona, disfrutar de su expresión artística, y a la misma vez aprender, reconociendo aspectos sociológicos referentes a una época o un estilo.

Podría decir que el lente un director es una ventana al mundo (o a su mundo, que puede ser igual de interesante).

Giselle Villeta Pellerano

@g_vp